Por un lado, un txoko destinado a reuniones y comidas, recuperando un uso profundamente arraigado en la cultura vasca. Por otro, un espacio diáfano y polivalente que integra despensa, almacenamiento y aseo, y que asume un papel central en la secuencia de acceso, como lo hacían los portalones en los baserris: funciona como espacio de bienvenida, zaguán contemporáneo y lugar de estar o trabajo.